La enfermedad ocular más frecuente en los perros es la úlcera de córnea. Esa parte del ojo es algo así como la ventana del globo ocular, que no está cubierta por los párpados. Aunque existen diversos tipos de úlcera, la más común es la que padecen el pequinés, el shih-tzu y el lhasa-apso. Los tres tienen una característica en común: ojitos saltones y más expuestos a la agresión del aire, el viento y las bacterias.
Se trata de una dolencia infecciosa, que puede aparecer gradualmente o en forma abrupta (algunas bacterias son capaces de destruir la córnea en horas). Los síntomas que merecen urgente atención son: un ojo dolorido que puede aparecer cerrado o semicerrado (además, el amigo canino seguramente lo frotará contra nuestra pierna), lagrimeo importante, enrojecimiento y rascado.
Entre las conjuntivitis, la más habitual es la queratoconjuntivitis seca. Por lo general, aparece entre los 4 y 5 años y no es hereditaria ni contagiosa, sino autoinmune. Eso significa que, por razones desconocidas, el organismo se ataca a sí mismo.
Los ojitos se van quedando sin lágrimas, secos, deshidratados. El síntoma habitual es la conjuntivitis a repetición: nuestro compañero presenta una secreción mucosa de tono verdoso (similar a legañas) que suele aparecer en el párpado, no sólo por la mañana sino durante todo el día.
El cocker, bull dog, shih-tzu y lhasa-apso se encuentran más expuestos a esta dolencia.
Toda vez que se presente un trastorno de estas características (ojitos secos, secreción mucosa), hay que prestar mucha atención. Es que es fácil confundirla con otro tipo de conjuntivitis, la bacteriana (llamada así porque la provoca una bacteria).
Semejante error ocasiona una dificultad seria si se tiene en cuenta que las afecciones bacterianas se combaten con colirios que contienen antibióticos. Si el perrito sufre en realidad una queratoconjuntivitis seca, los antibióticos no la solucionan y hasta pueden afectar su salud al ser administrados sin una indicación precisa.
Por eso, cuando una supuesta conjuntivitis se repite a menudo o pasan días y meses sin que se registren mejorías, es posible que el diagnóstico esté equivocado y se trate de esta enfermedad autoinmune.
El ojo seco se trata con medicamentos llamados inmunosupresores, que el paciente canino deberá recibir toda la vida para evitar los molestos síntomas que causa el problema.
Lo que se hereda...
Entre los perros, existe un conjunto de enfermedades oculares hereditarias (Cómo prevenirlas).
Cataratas: pueden ser congénitas (es decir, presentarse en el momento del nacimiento) o aparecer en cachorros o adultos. Lo más frecuente es que las sufran a partir de los 5, 6 o 7 años. Al revés de lo que ocurre entre los seres humanos, no son una dolencia típica de la vejez. Es frecuente que afecten a ambos ojos a la vez y, de no tratarse, pueden conducir a la ceguera.
Esta enfermedad no presenta síntomas claros para quien no es experto. Por eso suele ocurrir que, cuando se advierte que algo anda mal, generalmente han transcurrido varios años desde su desencadenamiento. Las cataratas van formando una película blanquecina o azulada sobre el cristalino, que cumple en el ojo una función parecida a la de una lupa. Por eso sobreviene la pérdida de la visión.
El tratamiento es quirúrgico, porque los colirios y gotas no ofrecen solución alguna. Se trata de una microcirugía: debe realizarse con instrumental adecuado. Pero no todos los pichichus son buenos candidatos a la operación. Es importante que tengan un satisfactorio estado de salud general y que no padezcan otra enfermedad ocular. También favorece a la intervención el hecho de que ambos ojos estén afectados. La tasa de éxito es elevada: el 90% de las operaciones tiene un final feliz.
Atrofia progresiva de retina: como afecta a las células visuales que permiten la visión, desemboca en una ceguera irreversible (Un particular punto de vista). Las manifestaciones del problema sólo se reconocen a través de exámenes del fondo de ojo, que se realizan mediante un estudio llamado electrorretinografía. Permite diagnósticos precoces (por ejemplo, al año).
Glaucoma: ataca el nervio óptico y la retina, generando un aumento de la presión intraocular. Por eso, un síntoma tardío puede ser un ojo agrandado respecto de su tamaño original. Otros llamados de atención son la pérdida brusca de la visión (nuestro amigo, de pronto, deja de vernos), ojos irritados, enrojecidos y doloridos. La gran dificultad que presenta el glaucoma es que resulta difícil detectar síntomas precoces. Por eso las razas con mayor riesgo (Razas y problemas) deberían tener un control veterinario más preciso, que permita actuar cuanto antes. El tratamiento más adecuado es quirúrgico, y debe realizarse en estados precoces de la enfermedad.
Entropión: recibe este nombre la inversión de uno o ambos párpados del perrito. El defecto genera irritación ocular y la única manera de corregirlo es por medio de una cirugía.
En la mira
Para el propietario de un perro, es una noticia dolorosa saber que su amigo y compañero de vida ha perdido la visión. Sin embargo, el sentido de la vista de un perro no es como el de los humanos. En cierto modo, se trata de una capacidad que podría considerarse más rústica o primitiva.
Los caninos no ven todos los colores, muchos de ellos son miopes (es decir, ven mal a distancia), y tampoco tienen una habilidad llamada capacidad de acomodación, que consiste en adaptar la vista para ver de cerca y de lejos.
Además, nuestros adorados compañeros no necesitan leer, manejar o trabajar y tienen un mayor desarrollo de otros sentidos, como por ejemplo el oído, el olfato o el tacto.
Por eso, la pérdida de la visión no les impide realizar una vida bastante parecida a la que llevaban. Sólo hace falta una cuota de adaptación. Y lo más importante, desde luego, es que sigan sintiendo el amor incondicional de la familia.
Razas y problemas
Las principales razas que presentan cataratas hereditarias son cocker spaniel, caniche, siberian husky, schnauzer, bichon frise, fox terrier, golden retriever, labrador, old english sheepdog, pequinés, shih-tzu y lhasa-apso.
Atrofia progresiva de retina (APR): tienen más riesgo el caniche y el cocker spaniel inglés. La padecen menos los setter irlandés, schnauzer, golden retriever, labrador y rottweiller.
El glaucoma es más frecuente en los basset hound, beagle, siberian husky, cocker spaniel, chow chow.
El entropión es más frecuente en los rottweiller, gran danés, labrador, chow chow, shar pei, San Bernardo, dálmata, cocker spaniel.
Cómo prevenirlas
Las enfermedades oculares hereditarias tienen una única forma de prevención: detectar a los perros afectados y evitar en la medida de lo posible su reproducción. Ocurre que los padres transmiten esas patologías a sus hijos, aunque solamente algunos de éstos las manifiestan clínicamente (a través desíntomas). A su vez, todos los hijos transmitirán el problema a sus descendientes.
Algunas de estas afecciones no son detectables a simple vista y sólo producen síntomas cuando se encuentran en estadios avanzados.
En distintos países del mundo se realizan campañas de detección y prevención de dolencias hereditarias en mascotas. Están basadas esencialmente en la participación y colaboración de los distintos actores ligados al problema: criadores, propietarios y profesionales.
Otra manera de evitar las complicaciones y el riesgo más grave, que es la ceguera, consiste en que el médico veterinario revise periódicamente los ojos y evalúe la capacitad visual de nuestro compañerito. Así, tendremos mejores posibilidades de encarar un tratamiento.